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CRIOCIRUGÍA

¿QUÉ ES CRIOCIRUGIA?

 

   Es la destrucción controlada de células y tejidos mediante la aplicación de temperaturas extremadamente bajas sobre seres vivos. Es un método sencillo, barato y atóxico de destrucción de tejidos enfermos. Estas características la hacen un método muy útil en numerosas patologías de distintas especialidades.

 

   La técnica y el instrumental varían según  la patología a tratar. Es importante conocer la lesión, la historia natural de la patología a tratar, y las opciones terapéuticas para la misma. Por lo tanto debe ser efectuada por especialistas con experiencia. 

Hay una gran diversidad de patologías pasibles de criocirugía( lesiones benignas, premalignas y malignas), por lo cual existen el mismo número de opciones para adecuar el tratamiento a lalesión del paciente a tratar.

 

   Como ejemplo podemos decir en dermatología: si se trata de una patología benigna con implicancias estéticas vamos a realizar una congelación superficial para no dejar cicatriz. En cambio si el paciente presenta un epitelioma vamos a realizar una congelación más profunda y luego extremar los cuidados para que la cicatriz se note lo menos posible.

 

¿Cuál es la diferencia entre crioterapia y criocirugía?

   Crioterapia es la aplicación de bajas temperaturas con fines terapéuticos y abarca un espectro muy amplio de efectos (analgésicos y/o anti-inflamatorios entre otros). La criocirugía en cambio, es la  destrucción controlada de tejidos, mediante la aplicación de temperaturas extremadamente bajas.

 

¿Cuál es la diferencia entre cirugía convencional y criocirugía?

   La cirugía convencional, es la resección de los tejidos, los elimina y deja un lecho cruento, que cicatriza con diferentes opciones (suturas, colgajos, injertos).

La criocirugía, destruye las células de las zonas tratadas pero las deja in situ. El organismo se encarga de su eliminación y reparación con los mecanismos naturales de reparación. La criocirugía aplicada adecuadamente destruye el 100 % de las células, pero conserva gran parte del tejido conectivo, que brinda la arquitectura de la zona. Esto último la hace también diferente a otras modalidades de destrucción, como por ejemplo el calor (electrocirugía, radiocirugía etc.), en las cuales se destruye todo el tejido, incluyendo las estructuras de sostén, que quedan retraídas. Luego de la congelación las células son lentamente reabsorbidas y reemplazadas por otras similares provenientes de tejidos vecinos sanos, que se van ubicando en la estructura colágena indemne o mínimamente dañada, produciendo una reparación casi idéntica al tejido original, con cicatrices mínimas y aún restitución ad integrum. Esto depende del tamaño, profundidad y localización de la zona tratada.

 

   Hoy sabemos que la acción de las bajas temperaturas depende de la intensidad lograda y de la forma en que se realiza la congelación y descongelación. Así, cuando hacemos una congelación rápida y una descongelación lenta provocamos la muerte de las células. Pero cuando lo hacemos a la inversa, (congelación lenta y descongelación rápida) se produce la conservación de los tejidos (criopreservación). Claro, esto solo es el esquema de la actual criobiología. Esto demuestra sin lugar a dudas la importancia de una técnica correcta. Gracias a estos conocimientos mediante la aplicación de bajas temperaturas se puede desde conservar  alimentos  por meses o años en un freezer (con temperaturas de unos 24 - 25 grados centígrados bajo cero), o, con nitrógeno líquido (temperaturas menores a 195 grados centígrados bajo cero) se puede conservar sangre, células germinales, embriones, etc.) por tiempo indefinido, o tratar numerosas patologías, incluido el cáncer.

 

   Cuando se utilizan las bajas temperaturas para destrucción de tejidos estamos efectuando criocirugía. Esta forma de tratamiento tiene características especiales que la hacen única. Se realiza en forma controlada mediante el monitoreo, por diferentes métodos, de la temperatura alcanzada. Como la destrucción es física, no produce efectos adversos en los tejidos sanos vecinos y carece de toxicidad general. Estas características la hacen adecuada para tratamiento de enfermedades muy diferentes, y es utilizada cada vez en mayor número de especialidades.

 

MECANISMO DE ACCIÓN

 

   Hay que tener en cuenta que la lesión a tratar con este método es destruida por un lado por las perturbaciones que se producen dentro de la célula y así también por alteraciones de la microcirculación. Clásicamente se describen tres fases:

 

FASE INMEDIATA

• Ruptura de la membrana celular y formación de cristales intra y extracelulares.

• Deshidratación intracelular y aumento de la concentración de electrolitos.  

• Desnaturalización de proteínas especialmente lipoproteínas de la membrana nuclear y mitocondrial.      

• Alteraciones metabólicas, las bajas temperaturas inhiben reacciones enzimáticas.           

 

FASE MEDIATA 

Comienza algunas horas después de la aplicación del frío. 

• Isquemia por trombosis de la microcirculación, esto sería lo más letal para la célula y provocaría una necrosis isquémica.

• Extravasación del líquido del capilar al medio extracelular con la consiguiente rémora sanguínea a ese nivel.

• El tejido congelado produciría la aparición de antígenos que desencadenaría la respuesta humoral  y celular.

 

FASE TARDÍA

Son los fenómenos observables en la evolución de las lesiones luego de realizada la criocirugía  que comienza con la aparición de la ampolla acompañado de edema y su ruptura espontánea aproximadamente a las 48 horas con aparición de escamo costra a los 15 días y tejido de cicatrización entre la tercera y cuarta semana.

 

HISTORIA

 

   La eficacia terapéutica del frío se conoce desde la antigüedad, donde se utilizaba el hielo como anti-inflamatorio. En tiempos de Napoleón utilizaron sus propiedades anestésicas, cuando se observó que podían hacerse amputaciones de pies congelados por la nieve, con dolor escaso o nulo. 

 

ANTECEDENTES 

   La aplicación de bajas temperaturas con fines terapéuticos se conoce desde hace unos 4500 años, en que se utilizaban compresas heladas para traumatismos y procesos flogósicos, por sus efectos antiinflamatorios y analgésicos.

 

   Una de las primeras aplicaciones de temperaturas subcero documentada fue en ginecología. En Inglaterra, James Arnott (1850) describió el beneficio obtenido en el tratamiento de una paciente con cáncer  avanzado de cuello uterino propagado a vagina.

También en ginecología, en el siglo XX aparecen los primeros trabajos en patología de cuello uterino y hacia 1970 se desarrollan los equipos e instrumentos adecuados. El cuello uterino es el lugar donde más frecuentemente ha sido aplicada en ginecología.

A partir de 1972 el Dr. Almeida Gonçalves, en Portugal, desarrolla su técnica de tratamiento de tumores avanzados de piel y mucosas, entre los que incluye cánceres de vulva y mama. También  ha sido utilizada en lesiones pre-neoplásicas de vulva y vagina, en cuerpo uterino (crioablación del endometrio, miomas etc.), cavidad abdominal (tratamiento de endometriosis) y en la mama (cánceres localmente avanzados).

 

   Paralelamente, en diferentes centros, además del tratamiento de tumores de piel, se la emplea en órganos internos. Se inicia con Cooper quien trataba la Enfermedad de Parkinson mediante colocación de criosondas por estereoataxia con buenos resultados. Esta línea de investigación se descontinuó luego del advenimiento de la levo-dopa.

 

   Actualmente, solamente con fines didácticos acostumbro a diferenciar en la Criocirugía en  dos grandes ramas: la criocirugía externa o de piel y mucosas, que requiere tecnología relativamente  simple y  la criocirugía interna o de parénquimas, que requiere de tecnología de alta complejidad para el diagnóstico, localización de las lesiones y para la ejecución del tratamiento.

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